Por: Miguel Ángel Ortiz
A-Brazos Urbanos quiere formar líderes voluntarios capaces de responder a necesidades sociales según la vocación personal de cada uno. Este equipo de voluntarios, no cuenta con razón social ni se trata de una institución, sino que es una comunidad que gratuitamente se entrega al servicio de voluntariado por la sociedad.
La organización nació en 2008. Su fundador, Javier Montaño, luego de mucha reflexión y ejercicios espirituales, sintió la necesidad de guiar a las personas en el camino del voluntariado. Descubrió que la clave para lograrlo es la vida en comunidad.
Los voluntarios, que año tras año se van uniendo a esta hazaña, reciben capacitaciones y comparten junto con los antiguos en proyectos ya existentes, de modo que además de recibir el conocimiento sobre liderazgo y la guía vocacional, experimentan también el trabajo en comunidad y bajo esa formación pueden crear sus propios voluntariados en respuesta a las necesidades de la sociedad.
El objetivo de esta estrategia es que, en un periodo de 5 años, los voluntarios puedan dirigir sus propios proyectos solidarios, a modo de un sentido de vida incentivando a más voluntarios a crear nuevos voluntariados a modo de ramificación en favor del bien común. Actualmente cuenta con más de ochenta voluntarios.
¿Y por qué se llama A-BRAZOS Urbanos?
El nombre quiere decir “hecho por brazos urbanos” y al mismo tiempo representa el sentido de comunidad y ayuda en un “abrazo”. Comenzaron primero con proyectos pequeños visitando hogares de niños y asilos en la ciudad de La Paz. El propósito de estos primeros proyectos fue el de mostrar a los voluntarios diferentes formas de contribuir con el bien común.
El trabajo de voluntariado
De entre sus integrantes surgieron varios proyectos, desde un taller de tango, cuyo objetivo fue crear un espacio de encuentro; clases de cocina fácil, económica y saludable; asistencia al psiquiátrico colaborando con los enfermos críticos los sábados por la tarde; colaboraron durante tres años con el Bioparque Municipal Vesty PaKos realizando actividades de concientización sobre la tenencia ilegal de animales. Varios de estos proyectos quedaron suspendidos debido a la Pandemia.
El año 2016, A-Brazos Urbanos recibió un reconocimiento por su colaboración en la campaña contra el cáncer infantil.
Teniendo en cuenta su vocación de servicio, reaccionó con rapidez al llamado de ayuda cuando ocurrieron los incendios en la Chiquitanía, organizándose en un solo día. Recibiendo llamadas desde la Chiquitanía, organizaron las necesidades y crearon puntos de acopio en la ciudad de La Paz y consiguieron apoyo de Boliviana de Aviación para realizar los viajes y transporte de toda la ayuda conseguida.
Debido al carácter formativo del voluntariado, el núcleo de A-Brazos Urbanos es el proyecto de PROLISOS que significa Proyecto de Líderes Solidarios. Es a través de éste que se realizan los talleres y capacitaciones de formación, incluyendo talleres de historia y autoestima. Durante esta formación, los voluntarios proponen el proyecto que se llevará a cabo.
Durante la pandemia, A-Brazos Urbanos ha podido mantenerse activo gracias a los voluntariados de escritura, ejercicios espirituales y clases de inglés. Para este proyecto, los voluntarios tuvieron que estudiar metodologías de enseñanza a distancia. Cuentan con la participación de un profesor boliviano y dos profesores extranjeros, uno de Minnesota y otro de Pensilvania. Como frutos de este taller fueron el alcance internacional que se tuvo gracias a la tecnología, llegando a tener alumnos de Bolivia, Argentina y Nicaragua, y la creación de material lúdico propio para poder realizar la enseñanza del idioma.
El voluntariado de Escritura es un proyecto que nació en 2015, dirigido por Claudia Daza, quien enseña y pule el talento de escritura de cuentos entre los voluntarios y personas interesadas en este arte que se adhieren al equipo.
Este taller ha tenido como fruto la producción de su primer libro titulado Malescritos, publicado en 2019 en colaboración con la Editorial 3600; en éste se recopilan cuentos seleccionados de entre todo el material que se fue produciendo en el taller. Durante el 2020 también se produjo suficiente material. La perspectiva es la de poder publicar nuevamente en la gestión 2021.
El voluntariado de Ejercicios Espirituales fue una respuesta inmediata ante la situación psicosocial que se tenía en medio de una pandemia mundial, cuando las personas comenzaban a sentirse agobiadas por la cuarentena e inseguridades del momento. Los voluntarios accionaron rápidamente un taller de ejercicios espirituales que duró dos semanas, con la colaboración de psicólogos, ayuda de jesuitas y ex jesuitas cuyo aditivo fue que ayudó a realizar una conexión ecuménica con la espiritualidad personal de los participantes y los organizadores dirigida a un crecimiento personal. El taller benefició a 40 participantes.
Varios voluntarios también colaboraron durante la pandemia con clases gratuitas en solidaridad con PICA, JAMUY y otras organizaciones de formación. Aunque no se trata de proyectos propios de A-Brazos Urbanos, éstas fueron en colaboración.
Se espera que para este 2021 puedan retomar proyectos como “El Huerto y Comida Saludable” que es la creación de un huerto personal y el uso de los productos orgánicos en pro de una comida saludable entre otros.
Para que puedas tomar contacto con ellos, los puedes buscar en Facebook como @abrazosurbanosbo.
Miguel Angel Ortiz es licenciado en informática, trabajó como Customer Service Specialist en Tigo Bolivia. Apasionado por el servicio voluntario.