En enero de 2023 el Banco Mundial había elevado su pronostico del PIB boliviano a 3,1% desde una tasa de 2,8% prevista en octubre el año 2022.
Para los siguientes años el 2024 y 2025, el Banco Mundial prevé un crecimiento del 2,1% para Bolivia, mientras que el crecimiento de Paraguay para el mismo periodo será del 4,3%. Por su lado el Gobierno Central de Bolivia, en el Presupuesto General del Estado (PGE) 2023, estima una expansión de 4,86%.
El informe del Banco Mundial estima que el PIB regional crecerá 1,4 % en 2023, una tasa inferior a la anticipada. Se esperan tasas de 2,4 % para 2024 y 2025, demasiado bajas para lograr progresos significativos en la reducción de la pobreza.
Para impulsar el crecimiento que tanto necesita la región, dijo el multilateral, los países deben preservar la resiliencia que tanto les costó ganar y aprovechar las oportunidades únicas que ofrecen las tendencias de la economía mundial hacia la relocalización de empresas (nearshoring) y la industria verde, según el nuevo informe “El potencial de la integración, oportunidades en una economía global cambiante” del Banco Mundial.
Sin embargo, los desequilibrios fiscales siguen siendo elevados, con un promedio estimado en 2,7 % del PIB en 2023, lo que erosiona aún más el espacio fiscal ya de por sí reducido; y se espera que el nivel de endeudamiento llegue al 64,7 % del PIB este año, levemente por debajo del 66,3 % alcanzado en 2022.
Además, las recientes quiebras bancarias en EE.UU. y Europa añaden incertidumbre. Sus repercusiones en el sistema bancario y los flujos de capital en América Latina y el Caribe aún están por verse, añadió el multilateral.
«La promesa esquiva de la integración- oportunidades en una economía mundial cambiante» proyecta para Bolivia un crecimiento de 2,7% este año, para el siguiente año 2,1% y en 2025 una tasa de 2,1%», indicó el Banco Mundial.
Situación que observa el Banco Mundial
“La región en gran medida se ha recuperado de la crisis de la pandemia, pero lamentablemente ha vuelto a los bajos niveles de crecimiento de la década anterior”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. “Los países deben urgentemente acelerar el crecimiento inclusivo, para que todos se beneficien del desarrollo, y esto requerirá mantener la estabilidad macroeconómica y aprovechar las oportunidades que hoy ofrece la integración comercial”.
Luego de recuperarse de la pandemia, la región ha sobrellevado con relativo éxito las múltiples crisis provocadas por la guerra rusa en Ucrania y las incertidumbres que rodean a la economía global. Tanto la pobreza como el empleo han regresado mayormente a los niveles previos a la pandemia, mientras que se espera que la inflación promedio, excluyendo Argentina, caiga a 5,0 por ciento en 2023, luego de alcanzar 7,9 por ciento en 2022.
Según el informe, la resiliencia general de la región es el resultado de un arduo progreso obtenido en la gestión macroeconómica a lo largo de las últimas dos décadas. Preservar este logro será primordial.
Sin embargo, los desequilibrios fiscales siguen siendo elevados, con un promedio estimado en 2.7 por ciento del PIB en 2023, lo que erosiona aún más el espacio fiscal ya de por sí reducido; y se espera que el nivel de endeudamiento llegue al 64.7 por ciento del PIB este año, levemente por debajo del 66.3 por ciento alcanzado en 2022. Además, las recientes quiebras bancarias en EEUU y Europa añaden incertidumbre. Sus repercusiones en el sistema bancario y los flujos de capital en América Latina y el Caribe aún están por verse.
“La región sigue siendo una de las menos integradas, mientras que la apertura comercial y la inversión internacional directa se han estancado o han disminuido en la mayoría de los casos durante los últimos 20 años; los países deben encontrar formas de ganar atractivo y aprovechar la tendencia hacia la relocalización de empresas”, dijo William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial. “Además, aprovechar la extraordinaria ventaja comparativa de la región en la producción de energía sostenible, los productos básicos necesarios para las industrias verdes emergentes y su capital natural único ofrece una nueva fuente potencial de crecimiento, pero esto requerirá políticas para facilitar el acceso a los mercados globales, capital y tecnología.»
El reporte sugiere una serie de políticas de integración que los países deberían considerar para aprovechar estas oportunidades. Esto incluye políticas de largo plazo, como reducir los riesgos sistémicos, impulsar las inversiones en infraestructura tradicional y digital y mejorar el capital humano; así como opciones a corto plazo, como preservar la estabilidad macroeconómica, impulsar avances en la regulación aduanera y de transporte, y mejorar las agencias de promoción de exportaciones e inversiones.
Te puede interesar: Jorge (Tuto) Quiroga: El 2023 será un año tremebundo, trepidante y preocupante