La Asociación de Mujeres Especialistas en Comercio Exterior (AMECOMEX Bolivia), en el marco de la séptima versión de la feria Expologística, llevó adelante el conversatorio “Emprendedores con Visión Exportadora”.
Fue un encuentro entre sobresalientes emprendedores y una audiencia que analizó y reflexionó sobre la siguiente pregunta ¿el ecosistema emprendedor y su visión exportadora, será la opción que fije el rumbo para la reactivación económica del aparato productivo boliviano?
Durante el conversatorio los gerentes invitados no dejaron nada en el tintero, y expresaron sus ideas respeto a cómo fomentar el crecimiento de emprendedor a exportador.
Sin duda, no existe casualidad al analizar la personalidad de los emprendedores que consiguen su objetivo y este conversatorio fue una clara muestra de esos rasgos.
Ideas generales vertida por los emprendedores
- La prospección del mercado o estadísticas puede ser escasa, acceder a apoyo institucional y estudio de mercados, es algo impensable, pero muy necesario.
- Obtener certificación, es una tarea que se realiza en solitario y las oportunidades, para los emprendedores, se las trabaja cada uno.
- Existen requerimientos de los mercados internacionales que para cumplirlos, llegado el momento, inclusive se tiene que recurrir proveedores en el exterior del país: pruebas de laboratorios, insumos para envases, entre otros, pero nada de esto imposibilita alcanzar el objetivo.

Emprendedores modelo, que ahora son exportadores
B & R Foods Buenísimo y Riquísimo, a la cabeza de Jorge Belmonte Jiménez, en 2007 con 23 años, tomó una decisión audaz y aparentemente descabellada: iniciar una empresa de alimentos en Bolivia. Sin experiencia en la industria alimentaria, ni en administración empresarial, y con un capital inicial de tan solo $us 400, se aventuró en un camino lleno de incertidumbres y retos.
Su visión era clara: quería establecer una fábrica de alimentos, motivado por la creencia de que este sector ofrecía un retorno económico prometedor.
Sin embargo, la elección del primer producto, los tomates deshidratados, fue arriesgada. En aquel entonces, este producto no era conocido ni consumido en Bolivia, limitando el mercado al consumo dentro del país. Con los escasos recursos iniciales, construyó un horno en Alto San Pedro, ciudad de La Paz, adquirió las primeras cajas de tomates y los envases necesarios, incluso consiguió las etiquetas a crédito. “Así, en un modesto espacio de 5×4 metros, junto a un único trabajador, dio inicio a nuestra aventura empresarial con el primer producto: el tomate seco”, recuerda Jorge con gran emoción.
Los primeros años fueron una montaña rusa de desafíos, aprendizajes y momentos difíciles. Cada día era una batalla interna para decidir si continuar o rendirse. En 2010, la llegada de nuevos socios, sus padres y hermanos, fortaleció el equipo directivo de B&R Foods, aunque no todos ocupan roles operativos en la empresa. Desde entonces, ha crecido significativamente.
Hoy en día, B&R Foods ocupa una fábrica de 1,000 metros cuadrados y emplea a 52 personas. Tiene portafolio cuenta con 210 productos terminados que no sólo abastecen todo el territorio boliviano, sino que también se exportan a países como Paraguay, Estados Unidos y Perú.

“Nuestra misión como empresa se centra en la mejora continua y el entusiasmo por lo que hacemos. Creemos firmemente que esta es la clave para prosperar y servir a la sociedad. Además, nuestra visión es crear un ambiente laboral excepcional y ofrecer experiencias gastronómicas de calidad que reflejen los sabores auténticos de Bolivia, con miras a una internacionalización sostenida”, dice sin dudarlo Belmonte, seguro de que éste es el diferencial para ir por un camino de crecimiento.
Jorge transmite con sus palabras que B&R Foods, no solo representa un proyecto empresarial, sino una lección de vida continua. Sus estudios de postgrado se han dado en la práctica, aprendiendo sobre la marcha y enfrentando desafíos que solo la experiencia puede enseñar.
Comentó sobre la cantidad de trámites burocráticos que deben sufrir los exportadores y también de la soledad de la gestión en el exterior que dificulta el tema de la negociación, al final dejó esta reflexión “creemos que trabajar con pasión y dedicación es la mejor manera de contribuir al desarrollo de Bolivia y de nuestra sociedad en general.
En resumen, en B&R Foods, cada día nos esforzamos por vivir mejor, disfrutar del proceso y brindar lo mejor de nosotros para satisfacer a nuestros clientes y enriquecer nuestras vidas y las de quienes nos rodean”.
Empresa agroindustrial De La Selva
Con más de dos décadas de trayectoria, De La Selva se ha consolidado como un referente en la industria boliviana de procesamiento y exportación de alimentos. Fundada hace más de 23 años, la empresa ha enfocado los últimos 20 años en un continuo proceso de aprendizaje y mejora constante, apostando por la excelencia en sus productos y procesos.
Según el gerente general de De La Selva, Sergio Tejada Taborga, el principal factor de éxito ha sido, mantener una visión centrada en la mejora continua. «Desde nuestros inicios, nos hemos comprometido a ser una empresa que no solo produce alimentos, sino que busca constantemente optimizar nuestros procesos y ofrecer productos de alta calidad», aseguró.
Uno de los pilares fundamentales, para lograr un producto con calidad de exportación, ha sido la inversión en un equipo de profesionales altamente capacitados. De La Selva se enorgullece de contar con un personal, motivado y comprometido, cuyo desarrollo profesional y condiciones laborales son prioritarias. «Creemos firmemente que un ambiente laboral seguro y feliz es clave para alcanzar nuestros objetivos empresariales», añadió, Tejada.
Desde sus inicios en la empresa, Sergio, ha demostrado una personalidad empresarial proactiva y disruptiva, desafiando constantemente los límites impuestos. Su primer cliente internacional, establecido en Argentina en 2003, sentó las bases para una reputación de confiabilidad y calidad en el mercado exterior.
Bolivia, como el segundo productor y exportador mundial de palmito después de Ecuador, posee un potencial considerable para aumentar sus volúmenes de producción y exportación.

Sin embargo, la falta de inversión estatal en programas agrícolas limita este crecimiento, afectando la competitividad internacional de las empresas privadas del sector.
De La Selva ha enfrentado estos desafíos con determinación, destacándose por la implementación de un riguroso sistema de gestión de calidad bajo la norma internacional IFS. Esta certificación, obtenida en marzo de 2023, con una puntuación High Level del 96%, subraya el compromiso de la empresa con los estándares más exigentes de la industria alimentaria.
A pesar de las dificultades logísticas y de transporte que enfrenta Bolivia, De La Selva ha mantenido su enfoque en la innovación y el crecimiento sostenible. «Nuestros esfuerzos no se detienen aquí. Continuaremos optimizando procesos productivos y explorando nuevos mercados internacionales», declaró el gerente.
La empresa también aboga por políticas estatales que promuevan y apoyen la exportación de productos bolivianos con alto valor agregado. «Es fundamental crear una entidad público-privada dedicada a fortalecer la competitividad y promocionar nuestros productos en mercados internacionales», concluyó Tejada.
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