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viernes, marzo 29, 2024
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Invisibilizar la pobreza

Sabemos que en la historia del mundo entero, ya no es ninguna noticia que la desigualdad y por ende la pobreza tiendan a incrementarse y se multiplica con intención y extensión rápidamente. ¿Y por qué digo con “intención”? 

Para hablar sobre la pobreza sabemos que las sociedades industriales del Norte del hemisferio, tienen una gran influencia sobre el empobrecimiento, y el persistente problema de la desigualdad se ha vuelto el centro del debate público, convirtiéndose en objeto de apasionados debates; calurosos y chocantes enfrentamientos como si de ésta manera, la pobreza y la miseria se invisibilizaran.

La marginación, la miseria y las desigualdades sociales persisten. Lo confirman los millones de pobres a los que me referiré: ” los involuntarios” –pues no han elegido su estado– y prácticamente eternos , sumidos en la trampa que tiende la pobreza.

Se dispone de una investigación realizada en septiembre de 2022, donde se  establece que  la población mundial alcanzó un nuevo hito. En efecto, la Organización de Naciones Unidas (ONU) dice que la Tierra alcanzó el 15 de noviembre de 2022, los 8.000 millones de habitantes, sólo 11 años después de que se alcanzaran los 7.000 millones. Con la expansión de la población ha llegado una gran división, que acentúa la desigualdad y sus consecuencias.

Dondequiera que hay gran propiedad, hay gran desigualdad. Por cada hombre rico debe haber por lo menos quinientos pobres. ADAM SMITH

Alarmantes números

Algunas cifras propuestas por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo:

  • Más de mil millones de seres humanos viven con menos de un dólar por día. Dos mil ochocientos millones de personas, es decir, cerca de la mitad de la población mundial, viven con menos de 2 dólares por día. Cuatrocientos cuarenta y ocho millones de niños sufren de bajo peso. Ochocientos setenta y seis millones de adultos son analfabetos, de los cuales dos terceras partes son mujeres.
  • Cada día, 30.000 niños menores de cinco años mueren de enfermedades que podrían haber sido evitadas. Más de mil millones de personas no tienen acceso al agua potable. El 20% de la población mundial posee el 90% de las riquezas. Cuando hablo de pobreza, entiéndase que me refiero sobre todo al empobrecimiento (capitalista).
Oswaldo Guayasamín, gran pintor y muralista ecuatoriano, retrató los múltiples rostros de la pobreza.
Oswaldo Guayasamín, gran pintor y muralista ecuatoriano, retrató los múltiples rostros de la pobreza.

Individualismo

Tiempo atrás leí una nota periodística en Le Monde de  François Flahault, en donde hablaba el camino que emprendió en la elaboración de su libro “Où est passé le bien commun?, Mille et Une Nuits«, (¿Adónde ha ido el bien común?, Las mil y una noches”) y enfatiza en el concepto «individualista y utilitario» del hombre, es decir, la premisa explícita u oculta de la mayor parte de las ciencias sociales occidentales, que asumen que el hombre es anterior a la sociedad, y que por lo tanto la sociedad —el hecho de la solidaridad humana— tiene que explicarse mediante las características propias de las personas.

En palabras de  Zigmunt Bauman (En su obra: Does the Richness of the Few Benefit Us All? ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?) Flahault es uno de los defensores más coherentes y persistentes de la opinión contraria: la sociedad es anterior al hombre, y por ello el pensamiento y los actos de los individuos, incluidos el hecho de actuar individualmente y, por así decirlo, «ser individuos», debe explicarse en relación al hecho fundamental de vivir en sociedad.

Centrado en la forma radicalmente «individualizada» de nuestra sociedad, es la idea de que los derechos humanos se utilizan con frecuencia para sustituir y eliminar el concepto de «bien político» (aunque siendo realistas, esa idea se basa asimismo en la idea de «bien común»).

La existencia y la coexistencia humana, al combinarse en la vida social, constituyen el bien común para todos nosotros, del que proceden todos los bienes sociales y culturales.

Por tanto, la búsqueda de la felicidad debe promover la búsqueda de experiencias, instituciones y otras realidades culturales y naturales de la vida en común, en vez de concentrarse en los índices de riqueza, que tienden a convertir la coexistencia humana en lugares de competición individual, rivalidad y luchas internas, dado que “invisivilizar la pobreza” es uno de los discursos “sobre la pobreza”, un lugar en que muchos científicos  y políticos aluden a sus formas cuantitativas habituales: determinar el número de pobres, en un momento dado y en una sociedad concreta. Por encima de todo se trata de estudios, exclusivamente, economicistas.

El Éxodo

Otra cara de la pobreza, es el éxodo que se produce en los jóvenes hoy. Los países subdesarrollados que tienen oferta académica y/o escuelas de oficios (estos últimos valorados en el primer mundo y muy bien pagos), se marchan de su tierra.

François Bourguignon ex Economista Jefe (2003–2007) del Banco Mundial, ha sido Director de la Escuela de Economía de París, y plantea algunas de las hipótesis relativas a  que los emprendedores potenciales no pueden acceder a los créditos bancarios, porque no pueden dar las garantías que los acreedores les reclaman; y el coste cada vez mayor de la educación, impide a jóvenes con talento tener la oportunidad de adquirir las habilidades que necesitan para desarrollar y poner en práctica dicho talento; esto es una realidad social en muchos países latinoamericanos.

En Bolivia y Argentina, sucede ya desde hace muchos años. Actualmente en los jóvenes con formación académica, o con algún oficio, se puede observar que en cuanto la pandemia habilitó el transporte aéreo, sacaron  boletos,  endeudando a sus familias,  y con muchas corridas a las embajadas para tramitar ciudadanías (italianas, españolas etc.), que les permitieran emigrar, descapitalizando así, del mejor recursos de una nación, a saber, su Capital Humano. 

Procuramos entonces  evidenciar la “intención” referida en el primer párrafo de éste artículo, y la idea de que “visibilizar la pobreza”, no está en «medir pobres»: sus aspectos cuantitativos, aunque son imprescindibles para calibrar la gravedad de este problema mundial, carecen de importancia si no hay, a la vez, cambios profundos y rotundos: cualitativos, intelectuales, sociales y políticos respecto a ellos. A mayor abundamiento, podemos decir que, incluso, cuándo se ha aplicado alguna medida, por separado, normalmente se llega al fracaso.


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Silvia Kargodorian, psicoanalista
Silvia Kargodorian

Silvia Kargodorian es Psicoanalista argentina. Miembro de la Escuela Psicoanálisis del Borda.

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