Dicen que el cochabambino no come para vivir, sino que vive para comer. Septiembre se transforma en una demostración de la clásica cocina cochala, porque es su mes de celebraciones. VALOR AGREGADO conversó con Milena Mayer, una de las más tradicionales exponentes de la gastronomía de la región, para conocer cómo inició su camino culinario.
Milena Mayer Klaric ama su trabajo. Lo hace con placer y amor. Se nota en cada platillo que prepara para los miles de comensales que han saboreado sus platillos a lo largo de más de tres décadas.
Al contrario de muchas personas que han seguido su pasión culinaria, para llegar a los sitiales donde se encuentra, el camino de Milena comenzó con un gran golpe en el seno de su familia.
La historia de Milena
Hija de Antonia Klaric y Manfred Mayer, Milena nació en Cochabamba en 1955, tiene dos hermanos Erwin y Manfred, está casada hace 48 años – enamoro desde hace 54 recalca – con René Carlos Garret. Tiene dos hijos Daniel y Diego. Reconoce que estuvo enamorada desde su 14 años y se casó a sus 20.
Ella salió bachiller del colegio Anglo Americano y estudió para ser instrumentista quirúrgica en el Hospital Rawson de la Argentina, «amaba mi profesión», cuenta, pero al volver a Bolivia, trabajó un poquito en la Clínica Copacabana y posteriormente contrajo nupcias con René.
Milena perdió a algunos de sus hijos. Recuerda a su niña que falleció a los cinco meses en el Hospital Albina Patiño, por una enfermedad que en se momento no sabían de qué se trataba.
«Luego me embaracé de mi Álvaro y nos dimos cuenta que tenía la misma enfermedad que mi hijita, entonces decidimos irnos a vivir a los Estados Unidos, para que lo pudiesen tratar. Vivió un año con respirador, vivía en el hospital con él, pero no resistió. Años después descubrimos que tuvo una distrofia muscular», relata Milena.
Prosigue y me cuenta que «volvieron a la nada. Hicimos nuestra vida y comenzamos de cero. Yo decidí hacer repostería y comencé haciendo tortas de merengue, que las vendía en el Zayaá, y después fui creciendo en el área».
«Luego amplié el servicio a la comida y nunca más he dejado de trabajar en el área, básicamente le doy de comer a los cochalas desde 1987 que es cuando volvimos de los Estados Unidos a Bolivia», rememora Milena.
Posteriormente y por una década, atendió el comedor del Country Club Cochabamba, fue una experiencia llena de retos y aprendizaje, porque nunca había atendido a esa cantidad de gente. Fue aprendiendo y conquistó esa cocina, luego dejó la atención del comedor y volvió a su rutina norma.
El sabor de la Mile
Milena cocina con las recetas de siempre. Las que tienen ese sabor hogareño. Para eso usa los mejores ingredientes y, como sucede con el sillpancho, uno de los platillos más emblemáticos de Cochabamba, usa carne martajada. No usa carne molida. «Lo hago pues como se hacía antes», remarca.
Ese antes se remonta a cuando tenía cinco años y hacía tortas de barro, adornadas con pétalos de flores. Heredó la pasión por la repostería de su mamá quien elaboraba deliciosas tortas. Es más, dice, ella me pedía que hiciera bizcochuelos cuando tenía diez años y si bien al inicio no me salían bien, poco a poco aprendí a hacerlos muy bien.
Además de platos típicos, elabora tortas de novia, bocaditos para servicio de coctelería, galletas de champagne, y atiende bufetts. Sostiene el servicio de pensión del restaurante Milena, que ahora es administrado por su hijo Diego. Su otro hijo, Daniel, está buscando nuevos horizontes fuera de Bolivia.
Gustosamente revela que el plato que mejor le sale es su Fideo Malayo, que contiene leche de coco, curry, pimienta cayenna y pollo, entre otros ingredientes. «Puedo hacer cualquier plato que me pidan, todo lo que hago lo hago con amor», añade Milena.
La Mile, como le dicen sus amigas y familiares, sigue vendiendo muchas tortas de merengue, a pedido y para dos restaurantes cochabambinos, La Casa de Campo y Kansas.
Ha recibido varias distinciones entre ellas una del Gobierno Autónomo Municipal de Cochabamba, pero le resta importancia porque dice que es tímida como para hablar de sus logros. Pero resalta uno de ellos y es el haber sido Presidente de las Voluntarias del Hospital Clínico Viedma, pero esencialmente Milena es un emblema culinario de Cochabamba.
Te puede interesar: Platos típicos: ¿Cuáles son los más pedidos por los bolivianos? Ranking de los 3 más solicitados