La valoración de las mujeres, a nivel laboral y porque no también su reconocimiento específico en esta crisis sanitaria, se hace imprescindible en este siglo XXI.
En tiempos de pandemia, es muy difícil prestar atención a otros temas porque la situación generada y sus consecuencias lo copan todo, no obstante, determinadas situaciones siguen estando latentes, los problemas de antes siguen ahí, al igual que las demandas o las necesidades.
Entre lo latente se encuentra la valoración del rol femenino a nivel laboral y porque no también su reconocimiento específico en esta crisis sanitaria.
Las mujeres en el mundo sanitario
En España el sector sanitario es predominantemente femenino, si se observan los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) el número de colegiados del sector – médicos y enfermeras – en 2019 fue de 877.361 personas, de las cuales 278.371 (32%) eran hombres y 598.990 mujeres (68%). En referencia al personal auxiliar en los últimos dos años se han incorporado 200 mil nuevas personas en el mercado laboral de las cuales más del 80% son mujeres.
Se suele considerar que una profesión es “feminizada” cuando el porcentaje de mujeres en ella es superior al 55%, en este caso queda más que claro.
Análisis especial merecerían las cuidadoras en el hogar, que, sin sueldo, ni alta en la seguridad social, se han hecho cargo de la atención de las personas mayores en sus domicilios.
El cuidado suele ser un rol predominantemente femenino -aunque ciertamente hay hombres que lo hacen- más si es vocacional o una opción porque se cuida de un ser querido, el problema surge en el reconocimiento o valoración del rol. Resulta curioso que se asuma de forma natural que cuando alguien “externo” realice funciones de ayuda doméstica o de cuidado, se le pague porque hace un servicio, pero cuando lo hace la madre, la hermana, la tía, el servicio se convierta en obligación.
Por suerte con el paso del tiempo la percepción va cambiando, así como se consolida en el núcleo familiar el asumir roles de forma conjunta.
Datos importantes
Un estudio realizado por la ONG Acción contra el Hambre, “Diagnóstico y kit de herramientas metodológicas sobre igualdad de género en el emprendimiento para jóvenes” que investigó el caso de jóvenes emprendedores en torno a los 30 años, determinó que el 60% de las mujeres que deciden emprender abandonan en el intento, siendo las áreas de emprendimiento predominantes el comercio minorista y el cuidado de otras personas (ambos trabajos suponen de partida una menor remuneración).
El estudio alude igualmente a la existencia de discriminación laboral, acompañada de la baja autoestima femenina que hace que en muchos casos consideren que no están igual de preparadas o tienen las cualidades para afrontar los mismos retos que un hombre (sí, esto en Europa, España y en pleno S XXI).
En América Latina, tomando como referencia el estudio When Women Thrive (WWT) 2020 de Mercer, donde participaron las CEO (Chief Executive Officer) de distintos países: Colombia, Argentina, Chile, México; se ponen de manifiesto las siguientes situaciones:
- Los gobiernos están impulsando políticas de igualdad que pasan por considerar gabinetes paritarios.
- Las mujeres cada vez son más independientes, enfocadas en su desarrollo personal y profesional y tienen cada vez más acceso a una mejor educación, pero aún es difícil su posicionamiento a nivel de liderazgo.
- Las mujeres que no pueden insertarse en el mercado laboral están abocadas al cuidado de padres y/o hijos en el hogar (hay un porcentaje que renuncia incluso a su desarrollo profesional por necesidad y presión familiar).
Es de agradecer que los distintos gobiernos promuevan políticas para dar mayor visibilidad, cobertura y presencia a las mujeres, pero la normativa en papel se queda si no se operativiza, al igual que sin formación y preparación del colectivo femenino, la visibilidad se desluce, la cobertura no abarca y la presencia se ridiculiza.
Espacios de poder para las mujeres
En España sólo el 34% de puesto directivos son ocupados por mujeres (Informe Women In Business 2021 elaborado por Forbes y Grant Thornton con motivo de la celebración de la IV edición de Forbes Power Summit Women ‘Mujeres visionarias para la reactivación económica y social’), estos datos sitúan a España en un honroso décimo puesto en el ranking de países con mejores políticas de diversidad e igualdad. Cabe recalcar que las cifras se han estancado en los dos últimos años.
Sólo nos queda esperar que tiempos mejoren afloren, seguir abriendo caminos y no perder la esperanza ni la fuerza reivindicativa que nace de la autoestima y el trabajo constante y sobre todo la creatividad para reinventarse cada día, como dijo Rigoberta Menchú (Premio Nobel de la Paz) “una mujer con imaginación es una mujer que no sólo sabe proyectar la vida de una familia, la de una sociedad, sino también el futuro de un milenio”.
De la misma autora: Enfrentando al virus en centros residenciales españoles
