En 2020 Taquiña celebró sus 125 años renovándose para seguir siendo la marca insignia de Cochabamba y para mantener vivas las tradiciones “cochalas”, creó la Taquiña Chicha. A 2021 es la tercera marca con mayor récord de volumen en ventas.
De acuerdo a Rodrigo Rocabado, gerente de marcas premium de la Cervecería Boliviana Nacional (CBN), la Taquiña Chicha se ha transformado en la embajadora del maíz de Cochabamba para el mundo.
Esta cerveza es producida con maíz que proviene de los valles de Cochabamba, y comprada a los agricultores asociados al Sindicato Agrario de Taquiña. La compra del maíz, que hasta ese momento era de 600 toneladas pasó a 60.000 y se pasó de las 56 hectáreas sembradas a las 65 y para el 2022, afirma Rocabado, se espera pasar a las 500 hectáreas sembradas.
El gerente de las marcas premium de la CBN remarca que la unión entre la empresa cervecera y el Sindicato Agrario se hizo posible gracias a un trabajo mancomunado con la Fundación Valles (FDTA Valles), el Gobierno Autónomo Departamental y otras instancias públicas y privadas.
«Fuimos al rescate del maíz y de esta bebida, que hasta inicios del siglo XX era consumida en la plaza principal de Cochabamba y luego fue excluida de los circuitos sociales», indica Rocabado, y añade que la CBN está buscando rescatar el legado y recuperar las raíces ancestrales de Bolivia, tal como también lo hacen con Huari y su promoción de los tejidos ancestrales andinos.
Taquiña Chicha
El proceso de creación duró dos años en los que se adentraron en varias chicherías del Valle Alto para hacer un trabajo de investigación y tener una receta propia que respetara el sabor y las características originales de esta bebida.
Además, la creación de este nuevo producto también beneficia a quienes se encargan de producir esos granos. Taquiña Chicha viene en dos variedades: la primera es 100% maíz y la segunda tiene 70% maíz y un 30% de cebada. Ambas opciones incorporan chancaca para darle más sabor.
Las zonas beneficiadas por esta iniciativa son Valle Alto, Pocoata, Qollpasiaco, Aiquile y los municipios aledaños, cuyas autoridades destacaron la iniciativa de CBN.
Unas 11.200 familias se verán beneficiadas por este convenio que fue respaldado por las autoridades del Gobierno nacional en el marco de la estrategia para reactivar la economía boliviana. Las autoridades solicitaron a todos los actores del sector privado que ahonden los esfuerzos para poder impulsar las actividades económicas y garantizar el empleo de todos los bolivianos.
La producción de maíz en los valles cochabambinos es uno de los pilares de la economía campesina. En este sentido, esta compra permitirá incrementar los ingresos de decenas de familias bolivianas que dependen de dicha producción.
La empresa cervecera es un fuerte impulsor de la actividad agropecuaria debido a que los cereales son los principales insumos de la producción de cerveza y otros productos como la chicha.
La chicha es una de las bebidas más tradicionales de América del Sur y, en particular de los valles en Bolivia. Esta bebida se produce a partir de la fermentación no destilada del maíz y otros cereales originarios de la región, lo que la convierte en un producto altamente nutritivo.
Su producción, generalmente, se ha dado de forma artesanal, pero en los últimos años CBN ha innovado a través de la generación de un producto industrial de la más alta calidad y de gran demanda en el mercado boliviano.
Aunque el área de producción y consumo de la chicha, con sus diferencias regionales, se extiende desde Centroamérica hasta el norte argentino, en pocos lugares como en el departamento de Cochabamba la industria artesanal se mantiene con vitalidad, pese a la progresiva merma en el consumo.
La Chicha de maíz, cuyo origen se pierde en la espiral del tiempo, ha cambiado muy poco desde la época prehispánica. Aunque algunos procedimientos se han tecnificado, la receta original prácticamente se mantiene inalterable: maíz triturado, agua, chancaca, y fermentos naturales configuran la base de la bebida.
La Chicha Taquiña, al igual que su rica composición, representa un equilibrio entre dos mundos: el del atavismo y la modernidad, la artesanía y la tecnología; pero por sobre todas las cosas, marca la evolución de una cultura que comenzaba a languidecer, hacia la restitución de un patrimonio continental.
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