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sábado, diciembre 21, 2024
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La suerte y la buena suerte

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La suerte no depende de uno; la buena suerte sí. Creamos las condiciones para tener éxito cuando identificamos los factores críticos de éxito y desarrollamos las habilidades distintivas que nos permiten alcanzarlo.

Hablemos acerca de la suerte

Sin entrar en definiciones, aquí hay algunas citas que se refieren a ella:

«El noventa por ciento del éxito se basa simplemente en insistir.” Woody Allen

“Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca las circunstancias… y las crea si no las encuentra.” George Bernard Shaw.

“La suerte favorece sólo a la mente preparada.” Isaac Asimov

“Cuanto más practico más suerte tengo.” Gary Player


“Existe una puerta por la que puede entrar la buena suerte, pero tú tienes la llave.” Proverbio japonés

“Que la inspiración llegue no depende de mí. Lo único que yo puedo hacer es ocuparme de que me encuentre trabajando.” Pablo Picasso

“La suerte del genio es uno por ciento de inspiración, y noventa y nueve por ciento de transpiración.” Thomas Edison

¿Qué es la suerte?

La suerte es un concepto imaginario del ser humano, al que hacemos responsable de los eventos que ocurren más allá de nuestro control, sin importar la voluntad propia, la intención o el resultado deseado. Estadísticamente, puede ser definida como el resultado positivo de un suceso poco probable.

Por ello podemos decir que la suerte no depende de uno. Pero hablando con algunos amigos, colegas y clientes, me he dado cuenta de que la buena suerte sí. La buena suerte depende de uno.

La buena suerte

Recuerdo haber leído un libro llamado “La buena suerte”, escrito por Alex Rovira y Fernando Trías de Bes. El libro describe una historia muy bonita, titulada “La leyenda del trébol mágico”.

La historia cuenta que los caballeros de un reino son desafiados por el Mago Merlín a que encuentren un trébol de cuatro hojas. Ese trébol nacerá la siguiente semana en algún lugar del reino.

Solo dos caballeros aceptan el reto: el Caballero Sid y el Caballero Not. Ambos salen del castillo dispuestos a encontrar el trébol, utilizando enfoques distintos: mientras el Caballero Not se preguntaba –y preguntaba a todo aquél con el que se cruzara– dónde nacería el trébol, el Caballero Sid preguntaba acerca de las condiciones necesarias para que naciera un trébol de esas características.  

Por ello el Caballero Not no logró identificar dónde nacería el trébol de cuatro hojas, mientras que el Caballero Sid creó las condiciones en el terreno que permitieron que, en el transcurso de esa semana y como había pronosticado Merlín, naciera el trébol. 

El Caballero Not se enfocó en tener suerte; el Caballero Sid se enfocó en crear las condiciones para tener buena suerte.

A partir de la historia, podemos concluir que la suerte no depende de uno, pero la buena suerte sí. Y creamos la buena suerte al diseñar las condiciones que nos permiten aprovechar las oportunidades.

La suerte no depende de uno; la buena suerte sí. Creamos las condiciones para tener éxito cuando identificamos los factores críticos de éxito.

Factores críticos de éxito

Los factores críticos de éxito son los determinantes del éxito. Y estos determinantes dependen y pertenecen a cada actividad. Es decir, que cada industria, cada actividad en particular, tiene sus propios factores críticos de éxito.  

Primero, entendamos que la condición necesaria es comprender que nosotros somos quienes creamos las condiciones para tener buena suerte. Segundo, comprendamos que –en la creación de las condiciones para tener buena suerte– debemos identificar los factores críticos de éxito.

Entender que nosotros creamos las condiciones para tener buena suerte significa evaluar qué es lo que hacemos para comprender si es lo correcto para alcanzar las metas que nos hayamos propuesto. Porque puede ser que creamos estar trabajando en lo correcto y que no sea así.

Decía Mark Twain que “lo que te mete en problemas no es aquello que no sabes, sino que aquello que sabes y no es así.”

Revisa este corto video en el que se explican factores críticos de éxito para ganar un sprint (ciclismo):

Factores críticos de éxito y habilidades distintivas

Entonces, una vez que identificamos qué debemos hacer –al identificar los factores críticos de éxito (FCE)– desarrollamos las habilidades (distintivas) que nos permitan alcanzarlo.

En el caso del Caballero Sid, una habilidad distintiva preexistente –para identificar los FCE– es su apertura para pensar en forma distinta y preguntar acerca de las condiciones en las que podría nacer un trébol de cuatro hojas, en lugar de preguntar dónde nacería.

Esta habilidad preexistente podría considerarse como una condición necesaria para identificar los FCE.

Ejemplo: invertir en publicidad es condición necesaria en el juego de hacer negocios; identificar la forma como la publicidad se convierte en efectiva es un factor crítico de éxito.

Los factores críticos de éxito cambian

Los factores críticos de éxito van mutando. Cambian con el tiempo a partir de los cambios en el entorno. Por ello, lo que en cualquier sector funcionaba hace veinte, diez, o cinco años, hoy no funciona. La forma de conseguir el éxito deseado va cambiando.

Ejemplo: en el ámbito del tenis a nivel profesional, tener un excelente estado físico y absoluto dominio del juego es condición necesaria para ser parte de la élite. El FCE, según muchos, es el estado mental para permanecer en absoluta concentración y enfoque en el presente durante la mayor cantidad posible de tiempo.   

En el Barcelona FC con Pep Guardiola a la cabeza, la habilidad y la preparación como base para tener capacidad de convertir más goles que el adversario son condiciones necesarias. Pero la posesión del balón, para que el rival no genere opciones de peligro, se convirtió en un FCE. Es posible que un factor importante haya sido la precisión para lograr la absoluta posesión del balón (convirtiendo al futbol en un deporte de mayor precisión, aunque no al nivel del tenis o del vóley).   

Al identificar con claridad los FCE, incrementamos la probabilidad de que suceda lo que deseamos que suceda. Al identificar los FCE incrementamos la probabilidad de tener buena suerte.

A mis clientes les explico que entrar en contacto con prospectos, incrementa la probabilidad de que te ubiquen y te tengan en cuenta cuando surja un proyecto en el ámbito en el que trabajas. Un nuevo contacto por semana significa 52 nuevos contactos por año. Al incrementar la cantidad de prospectos que conocen, comprenden y dan valor a tu servicio, incrementas la probabilidad de éxito (de acuerdo con el concepto de éxito que hayas definido como resultado). 

Entonces, hay condiciones necesarias para competir, existen factores críticos de éxito propios del entorno y actividad donde competimos y es necesario identificarlos para desarrollar las habilidades distintivas que requerimos.

Dos preguntas

Un cliente me preguntó: ¿cobrar poco es un FCE?

No. Pero quizás llegues a creerlo porque tus clientes quieren pagar poco, y cuando ofreces descuentos logras vender. El precio es una decisión empresarial relacionada con el valor prometido y percibido por el cliente. La capacidad para ofrecer un bajo precio y obtener rentabilidad tiene que ver con las habilidades distintivas, en un entorno donde –quizás– parte de los FCE se relacionen con la capacidad de vender una gran cantidad de productos a precios reducidos (negocio de alto volumen y bajos márgenes). 

Otro cliente, fotógrafo profesional, me consultó: ¿comprar la última cámara es un FCE?

No. Comprar la mejor cámara es una decisión empresarial. Conozco el caso de dos fotógrafos: uno, compró la mejor y última cámara que salió al mercado, gastó unos U$S 15.000 y no logró ni un solo cliente adicional; el otro, no compró ninguna cámara, triplicó sus ingresos al modificar su manera de pensar su actividad para tomar decisiones… y cuando necesita una mejor cámara que la que tiene para trabajar en algún proyecto, la alquila.  

Conclusión

¿Existe la suerte? Sí, pero no dura porque no depende de nosotros. ¿Existe la buena suerte? Sí, y la generamos nosotros creando condiciones. Por ello, puede durar.

¿Cuáles son las preguntas clave? ¿Cuáles son las condiciones necesarias para lograr lo que queremos lograr? Es decir, ¿cuáles son los FCE de mi actividad en mi contexto de trabajo? ¿Qué es lo que es necesario saber y hacer? Es decir, ¿cuáles son las habilidades distintivas que debemos adquirir que nos permitan trabajar en los FCE?

Para responder a estas preguntas es necesario sumergirse en las profundidades del entorno, del sector, de la actividad y del negocio. 


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Fernando Del Vecchio

Doctor en Dirección de Empresas y MBA de la UCEMA. Licenciado en Administración. Especialista en dirección, gestión e innovación de negocios de la industria creativa y cultural (economía naranja). Director del Programa MBA en la Escuela de Negocios de la UDLA (Quito, Ecuador).

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